En principio la respuesta podría ser muy sencilla: Necesitan una academia todos aquellos alumnos y alumnas que van mal en el cole o instituto. Y respecto a la segunda cuestión tampoco parece generar muchas dudas: Hay que apuntarse en cuanto lleguen los malos resultados tras las notas de las evaluaciones.
Pongamos un ejemplo, alumna de segundo de la ESO, con pequeños problemas en matemáticas desde el último ciclo de primaria que se han ido solventando con la ayuda familiar en casa. Comienza el instituto y los problemas con la asignatura se acrecientan. Ante la incapacidad para seguir ayudando a su hija de forma directa, porque los contenidos van siendo más complicados, los padres deciden contratar a una joven estudiante universitaria en ingeniería con muchos conocimientos de la materia pero sin preparación docente. Consigue aprobar primero de la ESO con una nota muy justa. No entiende los conceptos, pero trabaja y repite ejercicios hasta aprender qué se hace y cómo se hace, pero no entiende lo más importante, cuándo hacerlo y por qué se hace. En segundo de la ESO los contenidos son más difíciles, la primera evaluación suspensa. Por más que repite ejercicios con su profesora particular, la falta de herramientas pedagógicas y metodológicas de la futura ingeniera hace que este bloqueada y atascada en su proceso de aprendizaje. Los padres están preocupados. Además las matemáticas son la llave para asignaturas de cursos superiores como Física y Química o Economía. Es en este momento, ya con el agua al cuello, cuando se decide buscar ayuda especializada en un centro de formación con profesionales cualificados. Pero la niña está muy desmotivada y frustrada, odia las matemáticas porque no las entiende y el proceso de enseñanza se ha complicado mucho.
Como profesores dedicados a la educación desde hace muchos años, tanto en el ámbito de la enseñanza reglada (coles e institutos) como en la formación no reglada (clases a domicilio y academia), estamos habituados a trabajar en este tipo de situaciones a diario. Todos estos problemas hubieran podido ser evitados si nada más detectar los síntomas en primaria se hubiera optado por buscar ayuda adecuada. La prevención en este tipo de casos es siempre fundamental y evita a la larga problemas mayores.
Pero no sólo necesitarán un apoyo los alumnos y alumnas con problemas en determinadas asignaturas. También necesitarán un refuerzo los adolescentes preocupados por obtener mejores resultados. En Bachillerato y de cara a la EVAU, sus resultados van a resultar decisivos para poder elegir sus estudios superiores sin estar condicionados por unas notas bajas o mediocres. Es en estos cursos difíciles, con la presión de la nota y en ocasiones con muchas dudas y desmotivación por parte de nuestros hijos al no tener claro su futuro, cuando la necesidad.